lunes, 1 de febrero de 2010

Creatividad incluso a la hora de comer

En la redacción de Periodistas Fútbol Club coexistimos jóvenes mentes creativas con inquietudes, mucho temperamento y brillantes ideas a chorros. Vale, sobre todo los guionistas, que son el azúcar de este mazapán al que hemos cambiado de horario, por cierto (17:30 horas, después de SLQH). Pero la imaginación atraviesa fronteras y no sólo exprimimos nuestras células durante la jornada laboral, sino que éstas trabajan también en sus horas libres.

Como la hora de comer, que para muchos también sirve para exponer encima de la mesa el grado de tontería que la mayoría llevamos encima. Y como no hace mucho hablaba con una persona (sí, a veces hablo con cuerpos inhertes), a medida que nos vamos haciendo mayores esa pavonería que nos caracteriza a los 15 años se expande en nuestras neuronas de forma alarmante.

Total, que lo que os quería explicar es que el otro día a la hora de comer sacamos un tema que me resultó curioso, por muy sencillo que suene. Hablamos sobre las muchas formas que hay de comer un huevo frito. Vale, como sois muy listos me diréis: según con qué se acompañe. Muy cierto, lo que expande las posibilidades de este hecho.

Como amante del huevo frito (nunca una cosa tan sencilla resultó tan deliciosa), he de decir que a mí me gusta trocearlo cuando me lo como con arroz a la cubana, romper la yema para mojar pan y luego comerme la clara sola; rebozarlo con las patatas si éstas componen la guarnición de plato; hacerme un mini-bocata si el bacon o el jamón andan cerca... Y ni qué decir de dejarlo para el final y dejar limpio el plato con una barrida de media baguette recién hecha.
Me gustaría conocer tu opinión, no sin antes decir que éste es posiblemente el post más friki que he escrito hasta la fecha.