miércoles, 22 de abril de 2009

Subidón desde el Santiago Bernabéu

Anoche estuve en el Santiago Bernabéu. Quede constancia que sé a ciencia cierta que este Madrid no va a ganar la Liga. Pero anoche el Madrid tuvo una de esas citas con la épica, con la magia divina o yo qué se, pero lo cierto es que los últimos minutos del partido fueron alucinantes.

Vi caerse el Bernabéu con el gol del argentino Higuaín que le daba la victoria al Madrid en el minuto 93. A mi lado Frederic Hermel, periodista francés colaborador del Diario AS, se echaba las manos a la cabeza: "después de esto el Madrid gana en el Sánchez Pizjuán y gana la Liga". Lo dudo bastante, ahora en frío, aunque también he de confesar que en ese momento pude creer en todo.




domingo, 12 de abril de 2009

Más de 48 horas en casa

¿Habéis probado alguna vez esta experiencia? ¿No moveros de vuestra casa durante algo más de dos días? Intento recordar la última vez que me ocurrió y creo que en la última ocasión tenía 39 grados de fiebre y las dos primeras temporadas de Perdidos en DVD en mi escritorio. Aprovechando los últimos días de esta semana a la que algunos llaman semana santa y otros bendita semana (ya tocaba un respiro y unas mini vacaciones), decidí el viernes por la noche hacer hueco en mi asiento del escritorio, otro en el sofá y otro en mi cama para pasar el fin de semana.

Teniendo en cuenta que parte de éste me veo en la obligación de postrarme delante del ordenador para trabajar, no es que sea un objetivo demasiado duro. Pero sin duda lo es para mí, yo que soy como una planta que necesito beber mucho y que me dé mucho el sol. Sin intención de encender las alarmas, los efectos que observo en mí es que me estoy empezando a arrugar en forma de L, si contamos la parte de mi tronco sentado sobre mi silla; o en forma de 4 en su defecto, aunque intento colocar la espalda más recta.

También he podido observar que en estos días de clausura visito más a menudo la nevera, aunque como podéis imaginar no debería ser tan necesario ya que el esfuerzo que realizo es mucho menor al habitual. Sí, el pasillo es largo, pero no es que me ponga a hacer maratón alrededor del piso. La soledad de estos días, algo que también se agradece de vez en cuando, me ha permitido valorar lo mucho que me gusta hablar y lo poco que me gusta callar. Tengo a la TV frita de tanto comentario cuando quemo horas jugando al PES, y a los corresponsales que me ha tocado llamar les he preguntado hasta por las procesiones de su pueblo, algo que ni me va ni me viene. Hoy es domingo, vuelve la compañía al piso y con ella se acaba el silencio, por suerte. Aunque el premeditado encierro me haya permitido sacar conclusiones de varias cosas, creo que tendrá que volver a pasar un largo periodo de tiempo para que no me dé directamente la luz del sol durante un par de días.