lunes, 30 de noviembre de 2009

Mi negra moviendo las caderas

Mis historias desde la capital han dado un nuevo brinco al aterrizar en esta ciudad la negra de mis amores. Todavía no tengo pruebas gráficas, pero será en breve cuando podáis comprobar todos qué planta tiene mi negra en esta ciudad. Ayer, bien agarrados, nos fuimos a recorrer las adornadas calles de la capital city, aunque he de confesar que nuestro paseo no fue del todo placentero al no encontrar destino alguno y perdernos, en ocasiones, entre las oscuras calles de Madrid. Ahí era donde la agarraba con más fuerza, si cabe.

Me fue fiel durante todo el trayecto, sin rozarse con nadie ni tan siquiera cruzar una mirada lasciva, ni siquiera amenazante, como suele hacer cuando ya conoce el recorrido para marcar su territorio. Tiene mucho carácter, pero sabe ahorrar energías cuando se lo propongo para mejores ocasiones. Cruzamos la Gran Vía, volteamos la Plaza de la Cibeles y subimos la luminosa calle Alcalá hasta la misma Puerta, que recién ayer inauguró sus ornamentos navideños para el deleite de los transeúntes.

Fueron unos 20 kilómetros de tanteo por la ciudad, para ver cómo se comportaba ante esta nueva aventura. Me dio el visto bueno, y desde anoche resposa tranquila sobre sus dos ruedas a la vera de mi portal. Ya estamos juntos de nuevo, mi moto y yo. Fue un amor a primera vista, lo sé.

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