jueves, 8 de abril de 2010

Sobre el veto de Guardiola de hablar del Clásico

Se ha puesto el grito en el cielo desde Madrid tras la decisión de Pep Guardiola (supuestamente suya) de que sus jugadores no hablen sobre el partido que su equipo disputará dentro de dos días en el Santiago Bernabéu. Se ha hablado de falta de respeto y se ha llegado a calificar de censura.

Ayer no tocaba, dicen. Hoy al parecer, tampoco. Las entrevistas concertadas han sido canceladas. ¿Hoy ha habido rueda de prensa? No, ya que hoy tocaba investir al presidente de honor del club, Johan Cryuff. ¿Hablará mañana Guardiola del Madrid, o preferirá hacerlo del caso Gürtel?

Intento ser irónico con este caso, aunque hay un ejercicio que habría que hacer: la crítica y la autocrítica. La crítica a un club (més que un club) que se borra de su compromiso con la prensa para evitar ¿qué, exactamente? Del clásico se va a hablar, con o sin la opinión de los jugadores de uno de los clubes protagonistas. Pero apuesto a que si se vuelve a repetir un 2-6 o si, sencillamente, el resultado del Barça en el Bernabéu les lleva a conquistar el título de Liga, el club azulgrana querrá que se hable en la prensa de ello. Es la historia del ni contigo ni sin ti. Ambos se necesitan para sobrevivir, prensa y club, por eso el compromiso debe ser mutuo. No hay negocio para nadie sin éste.

La autocrítica va dirigida hacia la prensa deportiva. Guardiola, queriéndolo o no, nos ha dado una lección. Los clubes empezaron a resquebrajar la relación prensa-equipo con la decisión, cada vez más multitudinaria, de hacer los entrenamientos a puerta cerrada. ¿Qué pasaría si el siguiente paso fuera anular las ruedas de prensa? Pues que se llegaría a una conclusión que, cada vez con más desparpajo, se lee entre líneas al comprar un periódico deportivo.

No existe la prensa deportiva seria diaria.

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