La vida nos puede cambiar a todos en un suspiro. En milésimas de segundos se pueden tomar decisiones acertadas, o no. A veces, la indecisión nos obliga a desviar la idea original, apartando a un lado la posibilidad de conocer qué leches hubiera sucedido si hubiéramos elegido la otra opción.
He tomado muchas decisiones en mi vida desde que salí de la facultad. Son aquellas a las que hoy miro a la cara y sé que he aprendido, de una forma u otra, al tomarlas.
Llevo algunas mañanas despertándome con la sensación de que debo tomar una decisión. El problema es que no sé de dónde deriva, ni qué opciones tengo realmente.
Quizás sea mañana, o pasado, o dentro de unos meses cuando un simple suspiro cambie mi rumbo.
lunes, 22 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 lectores no se muerden la lengua:
Publicar un comentario