jueves, 25 de marzo de 2010

Verborrea sin sentido


Creedme, tengo mucho tiempo para reflexionar. Imagináos cuánto que últimamente me parece atractivo leer algún artículo sobre política. Para despertar todavía más vuestro estupor, quisiera comentaros que desde hace unos días me he convertido en fan del blog El ojo izquierdo, de José María Izquierdo (como anillo al dedo, oye). Alguien que describe su propia creación con una palabra tan exquisita como "Catavenenos" promete.

Al margen, debo reconocer que llegué a pensar que me había equivocado al escribir la anterior entrada -Un caso de dislalia en Teledeporte-, aunque se me pasó a los pocos segundos. Quizás pude parecer cruel. Esperad, cruel no es la palabra correcta, mejor lo califico de impersonal a secas, en cuanto a su significado de distancia se refiere; ya que no suelo ser tan directo cuando critico en persona. ¿Cobardía? Quizás, aunque como no lo conozco puedo decir lo que me sale del chichinabo (esta palabra existe en la RAE, ¿a que parece increíble?). En realidad este párrafo no es para remitir mis disculpas, ya que en ningún momento quise respaldar la idea de que me hubiera convertido en un inquisidor de los que sufren dislalias. ¿Aclarado?

Recupero mi autoreflexión de mis reflexiones. Estos días me he preguntado si despiadados asesinos que se transformaron en esto antes habrían sido personas normales sin ninguna obra al otro lado de su pared que les trastocaran sus sentidos a base de insistentes golpes desde las 9 de la mañana; apreciando a su vez que perdían la concentración y se les agudizaba el oído, sensibilizado sobre todo ante este tipo de impactos. Tranquilos, he dado con una solución: o el satánico álbum "The Number of the Beast" de Iron Maiden a todo trapo o una huída a tiempo a un bar silencioso. Esta segunda opción conlleva un coste aproximado entre los 1,5 a los 5 euros; según la cantidad de café ingerida. No me importa, he creído mejor pagar este precio que una condena judicial.

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